Por:
Gonzalo Flores, Gerente de Software en IBM Perú, Ecuador y Bolivia
Si
se recuerda 2023 como el año en que la IA se popularizó en el mercado de
consumo, es seguro apostar que 2024 será el año en que las empresas la sigan en
masa. Pero para los ejecutivos que aspiran no simplemente a seguir, sino a
liderar verdaderamente esta revolución venidera, hay ciertos principios que
deben tener en cuenta.
En
primer lugar, las empresas deben ser creadoras de valor de la IA.
Hay
tres modos distintos de consumo de IA generativa: el primero es comprar
software que tenga IA generativa integrada, el segundo es consultar modelos de
terceros a través de llamadas API y el tercero es crear (y luego consultar) modelos
fundacionales propios que aprovechan datos públicos y privados.
Hoy
en dÃa, la mayorÃa de las empresas se centran en los dos primeros patrones de
adopción, ya que representan el camino más fácil para experimentar y descubrir
casos de uso valiosos. Pero, si bien es adecuado que los consumidores se suban
a la ola como usuarios de IA que no tienen que prestar atención a su
funcionamiento interno, las empresas con visión a futuro simplemente no pueden
darse ese lujo. Tienen información patentada, propiedad intelectual y secretos
comerciales que proteger, y requisitos éticos, legales y de reputación que
respetar.
Las
empresas deben considerar cuidadosamente la ventaja competitiva que podrÃan
estar concediendo al entregar sus datos para codificarlos en un modelo básico
que no es el suyo, y el valor de los conocimientos contenidos en sus datos. Una
empresa que es capaz de crear sus propios modelos de IA (y recuerde, no todos
tienen por qué ser enormes) es una empresa que controla su propio destino. No
solo pueden entrenar, ajustar y gobernar su propia IA para aprovechar al máximo
estas tecnologÃas en evolución de manera constante; como creadores de valor,
tienen propiedad real sobre la protección, el control, la innovación y la
monetización de lo que se convertirá en uno de sus recursos más importantes.
Activos preciados: modelos fundacionales empresariales que codifican sus datos
más valiosos.
La
tarea de crear un modelo fundacional dirigido a una empresa puede parecer
desalentadora, pero no lo es. Por eso creamos watsonx, para ayudar a las
empresas a que se conviertan en creadoras de valor, sean dueñas de la fuente de
su ventaja competitiva y controlen su destino.
En
segundo lugar, los lÃderes empresariales deberÃan apostar por la comunidad.
Ya
es evidente que, dondequiera que vaya la IA en los próximos años, un modelo
cerrado no los dominará a todos. Esta revolución será impulsada por la energÃa
y el ingenio de toda la comunidad de IA, una comunidad decididamente abierta.
Al integrar una combinación de los mejores modelos de código abierto, modelos
privados y, en última instancia, sus propios modelos creados, las empresas
pueden estar en condiciones de aprovechar al máximo esa comunidad.
Eso
es exactamente lo que estamos haciendo en IBM al asociarnos con Hugging Face,
un pilar del ecosistema de código abierto con más de 250.000 modelos de IA
compartidos en sus plataformas hasta la fecha. Al unir Hugging Face con nuestra
plataforma de IA empresarial, watsonx, estamos creando un futuro para la IA que
se basa en la creatividad y la diversidad de una amplia comunidad para
permanecer abierta e infinitamente personalizable.
En
tercer lugar, las empresas deben garantizar que su IA pueda funcionar en todas
partes y de manera eficiente.
Al
construir con tecnologÃas de nube hÃbridas y abiertas, las empresas pueden
optimizar el costo, el rendimiento y la latencia. En IBM, estamos facilitando a
las empresas la gestión de sus datos más valiosos y el entrenamiento, ajuste e
implementación de modelos de IA sin problemas entre nubes públicas y privadas y
en sus propias instalaciones. El futuro de estas tecnologÃas depende de
opciones ágiles, rentables y energéticamente eficientes para empresas de todos
los tamaños, y las empresas que tendrán éxito serán aquellas que se preparen
para manejarse en cualquier entorno.
Por
último, aunque los lÃderes empresariales actúan con urgencia, también deben
actuar con responsabilidad.
No
hay duda de que hemos llegado a un punto de inflexión para la IA, y el instinto
de los ejecutivos de actuar con valentÃa es bueno. Nadie quiere quedarse atrás
ante el avance de estas tecnologÃas y, francamente, nadie puede permitirse el
lujo de dejar pasar este momento.
Pero
a los ojos de los clientes, inversores, empleados y pares de cada empresa, se
necesita una licencia para operar esta nueva e interesante maquinaria: esa
licencia es la confianza. A menos que cada uno de nosotros incorpore una
gobernanza responsable en el centro de nuestro uso de la IA, sus nuevos riesgos
con el tiempo ahogarán sus extraordinarios beneficios.
Este
momento, incluso más que la mayorÃa, exige un liderazgo confiable por parte del
sector privado, y a su vez recompensará ese liderazgo confiable. La buena IA es
una IA gobernada, y para aquellos que esperan liderar la carga, inculcar este
principio en todo lo que hacen contribuirá en gran medida a consolidar su
posición al frente del grupo.